Nunca llueve eternamente

miércoles, marzo 31, 2010

El Comienzo



Al principio de los sueños

todo era oscuridad

verdes helechos

y verdes colinas

adornadas de rocío

que brillaban

de plata

bajo la Luna



de un lado

y otro

candelarios

cálidos y

dorados bailaban

para todas las criaturas

que habitaban




por aquellos entonces

cuando aún era niña

observaba con ojos prietos

a dios



sus creaciones

sus hazañas

sus amores

reapartidos

su palabra

"Sea"



Cuando era niña

y la inocencia

poblaba

la tierra




Venidas ya muchas

primaveras

me pregunto

¿porqué

matasteis las

luciérnagas?

La fugitiva

La Fugitiva - Gabriela Mistral

Árbol de fiesta, brazos anchos,
cascada suelta, frescor vivo
a mi espalda despeñados:
¿quién os dijo de pararme
y silabear mi nombre?

Bajo un árbol yo tan solo
lavaba mis pies de marchas
con mi sombra como ruta
y con el polvo por saya.

¡Qué hermoso que echas tus ramas
y que abajas tu cabeza,
sin entender que no tengo
diez años para aprenderme
tu verde cruz que es sin sangre
y el disco de tu peana!

Atísbame, pino-cedro,
con tus ojos verticales,
y no muevas ni descuajes
los pies de tu terrón vivo:
que no pueden tus pies: nuevos
con rasgones de los cactus
y encías de las risqueras.

Y hay como un desasosiego,
como un siseo que corre
desde el hervor del Zodíaco
a las hierbas erizadas.
Viva está toda la noche
de negaciones y afirmaciones,
las del Ángel que te manda
y el mío que con él, lucha;

y un azoro de mujer
llora a su cedro de Líbano
caído y cubierto de noche,
que va a marchar desde el alba
sin saber ruta ni polvo
y sin volver a ver más
su ronda de dos mil pinos.

¡Ay, árbol mío, insensato
entregado a la ventisca
a canícula y a bestia
al azar de la borrasca.
Pino errante sobre la Tierra!